martes, 28 de abril de 2009

El Amor de Dos Seres

Evidentemente es cierta la frase de Ben Williams























-No existe mejor psiquiatra en el mundo que un cachorro lamiendo tu cara
-Una casi fobia a los perros, cuando no se ha experimentado ningún suceso traumático con un perro, supongo que, responde a otros conflictos emocionales irresueltos.
El caso es que, no querer salir a la calle, llorar antes de terror, salir al jardín, y volverme aterrada, de solo suponer que en mi camino varios perros me asustarían con sus miradas, aunque ni me miraran, sentir que podrían morderme, aunque nunca hubieran mordido a nadie, no importaba el tamaño, ni el color, ni su cara, cualquiera me daba miedo y además, intentaba que nadie lo perciba, porque sabía que era un miedo irracional y aun así, no podía con él, así me encontré: a punto de no salir mas.
Algunas personas me decían que tenía que tener un perro, que eso me ayudaría, sin embargo, yo pienso que tener un animal es para hacerlo feliz y pasar momentos lindos con él, no para hacerlo cargo de nada, menos de esa situación.
Pero en casa faltaba uno, ahora lo sé.
Ahora sé que en casa faltaba Arte.
Y Llegó como llegan las cosas mas lindas de la vida, casi mágicamente, y a la vez, no por azar.
Llegó Arte y llegó la alegría.
Entró a casa rompiendo todo cuanto había a su paso, incluso el primer juguete que le compramos que le duró unos minutos. Ella solo quería, todo el día, jugar y correr.
Recuerdo que la primer noche nos quedamos solas, y yo no sabía que hacer con ella, pensaba que si me dormía, cuando despertase, iba a tener muchas mas cosas rotas o tiradas por el piso, además yo lloraba, no sé porque… pensaba en el miedo a los perros, solo sé qué en un momento y llorando, fui a sacarle un adorno de la boca, ella lo dejó en el piso, me miró y me empezó a besar las rodillas, así que me senté y la abrasé, entonces me besaba los brazos y las mejillas, y yo lloraba… y así nos quedamos un rato largo, cuando nos paramos, entró a mi cuarto a ver que más había para romper, volvió sobre el adorno, y así pasamos la noche yo durmiendo de a ratitos, ella también.
Lo que produjo su presencia en mí, fue impensado, al tercer día de tenerla en casa, me sorprendí volviendo de la calle sin siquiera haberme detenido a ver, si había perros o no en mi camino, se me fue completamente el miedo irracional que sufría.
¿Magia?
No.
Los analistas, seguramente tienen un nombre para esta tipo de terapia.
Las medicinas alternativas, tendrán otros……. y yo no tengo ninguno, solo tengo una perrita, que es la alegría misma, que me hace reír mucho, que está siempre feliz, que quiere a todas las personas, que no tiene ganas de aprender nada, solo tiene ganas de jugar todo el tiempo, tengo el amor de mi perra, tengo el amor de Arte.
Y tal vez, hablar del amor que nos tenemos, no sea contar nada nuevo, la mayoría de las personas lo han experimentado alguna vez, y el que no, ojalá lo haga, porque sino… se pierde un amor único.
Gabriela Aurignac
27 de Abril de 2009

lunes, 27 de abril de 2009

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